miércoles, 29 de diciembre de 2010

La entrega total

El musulmán es un esclavo de Al-lah


El musulmán –es español sometido- cree con certeza que su principal propósito en la vida es adorar y servir a su Señor:



“Por cierto que he creado a los genios y a los hombres para que Me adoren.” [51:56]



Adorar y rendirle culto a Al-lah puede lograrse a través de cada acto nuestro que apunte a construir una civilización justa, estableciendo el Islam en nuestra vida, viviendo el día a día según Sus preceptos.



El reconocimiento de que se es un esclavo de Al-lah está profundamente arraigado en el corazón del musulmán, y es lo que lo impulsa a buscar la complacencia de Al-lah en cada simple acción. Así, cada obra que el musulmán realiza se transforma en un acto de devoción y acercamiento a Al-lah.



El acto de adoración más importante que los musulmanes pueden realizar es esforzarse por establecer el modo de vida que Él ha prescrito, para que el Islam gobierne la vida del individuo, la familia, la comunidad y las naciones.



El musulmán sincero siente que su adoración es deficiente si no se esfuerza por lograr el propósito por el cual Al-lah lo Creó, para creer y practicar ‘La iláha illa Alá, Muhammad rasûl Alá’ en cada instante de su vida.



Con este claro entendimiento sobre la realidad del culto en el Islam, el musulmán no puede ser sino una persona con una misión definida, una misión que apunta a establecer la religión de Al-lah en todos los aspectos de su vida.



Su Islam no puede estar completo a menos que él se comprometa con la responsabilidad de cumplir esta misión, esforzándose siempre con sinceridad. Esto es lo que da al musulmán un verdadero sentido de pertenencia, y lo hará pertenecer a las filas de los creyentes, los que se esfuerzan por la causa de Al-lah, y su vida tendrá un significado: Cumplir con su papel de muslim, dado que Al-lah lo ha preferido por encima de la mayoría de Su creación:



“Por cierto que hemos honrado a los hijos de Adán, les hemos facilitados los medios para transitar por la Tierra y por el mar; les hemos proveído de cosas buenas y los hemos preferido por encima de muchas otras criaturas.” [17:70]



No nos sorprende ver que el musulmán sincero cumple esta misión con alegría, y ávidamente consagra todos sus recursos -su tiempo, su energía y su riqueza- para cumplirla. Ésta es la característica que lo distingue en su vida, mediante la cual se aproxima más a Alá. Sin ella, su vida no tiene sentido; y no hay garantía de alcanzar la complacencia de Al-lah, excepto consagrando constantemente los esfuerzos para lograr esta misión. Por eso el musulmán se esfuerza continuamente por hacer realidad esta meta. Es fiel a esta causa, no lleva otro estandarte y lema que el Islam.

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