miércoles, 29 de diciembre de 2010

Sobre el retiro en la mezquita (I’ttikáf)

En El Nombre de Al-lah, El Clemente, El Misericordioso

El siguiente texto es una colaboración de quien fuera mi maestro de jurisprudencia islámica en la escuela maliki, su nombre Abu Muhammad Qasim Cabrera que es uno de los pocos latinoamericanos con verdaera formación islámica con estudios islámicos terminados en una institución islámica, además de saber árabe, urdu, tambien sabe buenas bases de jurisprudencia islámica o fikh de la escuela de Imam Malik, de ahí que el corte de su texto sea de dicha escuela de kikh.

Es un verdadero lujo que una persona así colabore para "Islam La Postración" ya que seguro tiene mucho que aportar de los conocimiento que Al-lah de Obsequió.

Bienvenido pues, ia Ustad Qasim, y en hora buena por el retoño venidero, in Sha a Al-lah.

El texto es el siguiente:

Sobre el retiro en la mezquita (I’ttikáf)


Su hukum (dictamen): Es un acto de adoración que acerca a la persona a Alá, recomendable para hombres y mujeres, en especial en los diez últimos días de Ramadán, pero en caso de promesa (que digas por ejemplo, si tal cosa sucede haré por Alá 3 días de retiro en la mezquita….) entonces es fard, obligatorio, pero para Málik es makruh, por la dureza de esa acción.

Su lugar de realización: Según la mayoría de los sunnitas, en todas las mezquitas, pero un grupo sólo dice que es válido en las tres sagradas mezquitas (La Meca, Medina, y Al Aqsa)

La persona que realiza este retiro no debe salir de la mezquita sino para los siguientes cuatro cosas:

1) Para hacer sus necesidades corporales.

2) Si es que es necesario comprar cosas para su subsistencia.

3) Por enfermedad.

4) Por menstruación.

Si sale por una de estas cuatro cosas, se cuenta como si estuviese en retiro hasta que vuelve a la mezquita.

Su tiempo de realización: El mínimo es una noche y su día, pero es preferible que no sea menos de 10 días.
Es recomendable que se comience antes de la puesta del sol.

Condiciones del retiro en la mezquita: Tiene tres condiciones:

1) La Intención.

2) Ayuno.

3) Hacer actos de adoración permanentes de día y de noche, como salát, dhiker, lectura del Corán, etc.

Cosas que anulan el retiro en la mezquita: Seis cosas anulan el retiro en la mezquita:

1) El coito.

2) Los juegos y roces eróticos, eyacule o no.

3) La apostasía.

4) La embriaguez.


5) La salida de la mezquita, sin ninguno de los cuatro motivos nombrados antes, ni aunque sea para algo obligatorio, como lo es el yihád , o acción judicial, etc.

6) El encarcelamiento por deudas, etc.

No anulan estos hechos el retiro en la mezquita según nuestra (el autor se refiere a la escuela maliki), escuela, como es utilizar perfume, o hacer el contrato de matrimonio estando en el retiro, sea para él o para otra persona, tampoco es válido que ponga condiciones que no le permitan su retiro, no es válido para nada.

Oh mi Señor acrecienta mi conocimiento

El conocimiento es una obligación y una honra para el musulmán




El musulmán cree que ejercitar su mente, buscar el conocimiento y descubrir las señales de Al-lah en el universo son una obligación, porque dice el Profeta Paz y Bendiciones Sean con él, PB al respecto:



"La búsqueda del conocimiento es un deber de todo musulmán". Hadîz Hasan transmitido por Ibn Mâyah



Por consiguiente, el musulmán busca el conocimiento continuamente durante toda su vida. El hecho de que Al-lah ha elevado el rango de aquellos que tienen conocimiento, y los ha descrito como los que verdaderamente Le temen, debe ser suficiente motivo para estimular al musulmán a que busque el conocimiento. Al-lah Dice:



Los más temerosos de Al-lah son los sabios de entre Sus siervos...” [35:28]



Temen a Al-lah aquellos cuyas mentes están lo suficientemente iluminadas para ver Su grandeza y Su poder manifiestos en la creación del universo. Al-lah Ha Preferido a los sabios por encima de aquellos que no tienen conocimiento. Dice Al-lah en el Corán:



“¿Acaso son iguales quienes saben [los preceptos de su Señor y los ponen en práctica] y quienes no saben? Por cierto que sólo reflexionan los dotados de intelecto.” [39:9]



Safuân Ibn ‘Assâl Al Murâdi ingresó en la mezquita y le dijo al Profeta PB: ¡Mensajero de Al-lah! He venido para obtener conocimiento.


El Profeta PB. dijo: "Bienvenido ¡Oh, buscador del conocimiento! Los Ángeles rodean al buscador de conocimiento con sus alas, reuniéndose a su alrededor en filas uno sobre otro, hasta alcanzar el primer cielo por amor a lo que él busca". Transmitido por Ahmad, At Tabarâni, Ibn Hibbân y Al Hâkim con un Isnâd Sahîh.


Los textos que exaltan la virtud del conocimiento y exhortan a su búsqueda son numerosos, por consiguiente el verdadero musulmán es un estudioso y un buscador de conocimiento.



Busca el conocimiento continuamente, hasta LA muerte


El verdadero conocimiento no significa obtener un título o diploma que permitirá ganar un sueldo y garantizará un buen nivel de vida, después del cual uno deja de estudiar y no continúa explorando el tesoro del conocimiento; el verdadero saber significa continúar leyendo y estudiando, aumentando el conocimiento día a día, de acuerdo con las palabras del Libro de Al-lah El Corán:


Di: ¡Oh, Señor mío! Acrecienta mi conocimiento.” [20:114]


Los piadosos compañeros del Profeta PB (los salaf) nunca dejaron de buscar la forma de aumentar el conocimiento, no importa que tan alto nivel de saber habían logrado, ellos continuaban su búsqueda hasta el final de sus vidas. Sostenían que el conocimiento vivía y crecía con su continua búsqueda, y que se marchitaba y perecería cuando era ignorado y abandonado. Se atribuyen muchas anécdotas que elocuentemente expresan el respeto que le tenían al conocimiento y a la constante dedicación para adquirirlo. Por ejemplo, el Imâm Ibn ‘Abd Al Barr informó que Ibn Abî Gassân dijo: ‘Mientras estás buscando el conocimiento eres conocedor, pero si abandonas la búsqueda te vuelves ignorante’.


El Imâm Mâlik dijo: ‘Quien tiene conocimiento no debe dejar de buscarlo’.


Se le preguntó al Imâm ‘Abdullah Ibn Al-Mubârak: ¿Durante cuánto tiempo buscarás el conocimiento? Respondió: ‘Hasta que me muera, porque puede ser que todavía no haya encontrado lo que más me beneficiará’.


Se le preguntó al Imam Abu‘Amr Ibn Al-‘Alâ': ¿Durante cuánto tiempo le corresponde a una persona buscar el conocimiento? Respondió: ‘Durante toda su vida’.


El Sufiân Ibn ‘Uiainah R.A. dio una excelente respuesta cuando se le preguntó: ¿Quiénes son los más necesitados de buscar el conocimiento? Dijo: ‘Aquellos que tienen más conocimiento’. Y cuando fue preguntado el porqué, contestó: ‘Porque si ellos cometen un error es más grave’.


El mismo concepto tenía el Imam Fajr Ad-Dîn Ar-Râzi (606 d.H.), era Mufassir (exegeta del Corán) y un estudioso de la filosofía (‘Ilm Al-Kalâm), que Allah le perdone, y otras disciplinas, y autor de numerosas. Allah le concedió tal reconocimiento en la sabiduría que la gente, concurría de todas partes para verlo. Cuando visitó la ciudad de Meru (en Turkmenistán), muchos sabios y estudiantes se acercaron para tener el privilegio de escucharlo y aprender de él. Entre los buscadores de conocimiento que asistieron se encontraba un joven de menos de veinte años que era muy versado en literatura y genealogía. Cuando el Imâm Fajr Ad-Dîn se dio cuenta que este discípulo era especialista en genealogía, una ciencia que él conocía poco, le pidió que le enseñara. No encontró inaceptable volverse estudiante de su estudiante, y le hizo incluso sentarse en el lugar del maestro mientras él se sentaba a sus pies. Así era el proceder del Imâm Fajr Ad-Dîn Ar-Râzi, y esto no disminuyó su elevado rango de ser el Imâm de su época.


En cualquier lugar se puede aprender, pero sin duda la mejor forma de estudiar es con la tutoría de un maestro de verdad que supervise los avances, sobre un texto reconocido y preferentemente en la mezquita o musala, y no hay mejor conocimiento que el de Al-lah, Su Libro el Noble Corán y sobre Muhammad la Paz y Bendiciones Sean para él, y la complacencia para su familia, compañeros y seguidores justos. El compartir una sonrisa o tan solo dirigirse con la intención de ir a una clase puede ser el perdón y el paraíso y diferencia el día del juicio.


Al-lah Haga del paraíso lecho para todo aquel que ha buscado Su conocimiento sincero -en árabeTalib ilm,- que las alas de los ángeles nos cubran al estudiar, Al-lah nos De Su perdón y misericordia al estudiar y por aprender y enseñar, Al-lah nos Guíe al verdadero conocimiento y aumente en fe y grados del paraíso, amín.

La entrega total

El musulmán es un esclavo de Al-lah


El musulmán –es español sometido- cree con certeza que su principal propósito en la vida es adorar y servir a su Señor:



“Por cierto que he creado a los genios y a los hombres para que Me adoren.” [51:56]



Adorar y rendirle culto a Al-lah puede lograrse a través de cada acto nuestro que apunte a construir una civilización justa, estableciendo el Islam en nuestra vida, viviendo el día a día según Sus preceptos.



El reconocimiento de que se es un esclavo de Al-lah está profundamente arraigado en el corazón del musulmán, y es lo que lo impulsa a buscar la complacencia de Al-lah en cada simple acción. Así, cada obra que el musulmán realiza se transforma en un acto de devoción y acercamiento a Al-lah.



El acto de adoración más importante que los musulmanes pueden realizar es esforzarse por establecer el modo de vida que Él ha prescrito, para que el Islam gobierne la vida del individuo, la familia, la comunidad y las naciones.



El musulmán sincero siente que su adoración es deficiente si no se esfuerza por lograr el propósito por el cual Al-lah lo Creó, para creer y practicar ‘La iláha illa Alá, Muhammad rasûl Alá’ en cada instante de su vida.



Con este claro entendimiento sobre la realidad del culto en el Islam, el musulmán no puede ser sino una persona con una misión definida, una misión que apunta a establecer la religión de Al-lah en todos los aspectos de su vida.



Su Islam no puede estar completo a menos que él se comprometa con la responsabilidad de cumplir esta misión, esforzándose siempre con sinceridad. Esto es lo que da al musulmán un verdadero sentido de pertenencia, y lo hará pertenecer a las filas de los creyentes, los que se esfuerzan por la causa de Al-lah, y su vida tendrá un significado: Cumplir con su papel de muslim, dado que Al-lah lo ha preferido por encima de la mayoría de Su creación:



“Por cierto que hemos honrado a los hijos de Adán, les hemos facilitados los medios para transitar por la Tierra y por el mar; les hemos proveído de cosas buenas y los hemos preferido por encima de muchas otras criaturas.” [17:70]



No nos sorprende ver que el musulmán sincero cumple esta misión con alegría, y ávidamente consagra todos sus recursos -su tiempo, su energía y su riqueza- para cumplirla. Ésta es la característica que lo distingue en su vida, mediante la cual se aproxima más a Alá. Sin ella, su vida no tiene sentido; y no hay garantía de alcanzar la complacencia de Al-lah, excepto consagrando constantemente los esfuerzos para lograr esta misión. Por eso el musulmán se esfuerza continuamente por hacer realidad esta meta. Es fiel a esta causa, no lleva otro estandarte y lema que el Islam.