miércoles, 29 de diciembre de 2010

Oh mi Señor acrecienta mi conocimiento

El conocimiento es una obligación y una honra para el musulmán




El musulmán cree que ejercitar su mente, buscar el conocimiento y descubrir las señales de Al-lah en el universo son una obligación, porque dice el Profeta Paz y Bendiciones Sean con él, PB al respecto:



"La búsqueda del conocimiento es un deber de todo musulmán". Hadîz Hasan transmitido por Ibn Mâyah



Por consiguiente, el musulmán busca el conocimiento continuamente durante toda su vida. El hecho de que Al-lah ha elevado el rango de aquellos que tienen conocimiento, y los ha descrito como los que verdaderamente Le temen, debe ser suficiente motivo para estimular al musulmán a que busque el conocimiento. Al-lah Dice:



Los más temerosos de Al-lah son los sabios de entre Sus siervos...” [35:28]



Temen a Al-lah aquellos cuyas mentes están lo suficientemente iluminadas para ver Su grandeza y Su poder manifiestos en la creación del universo. Al-lah Ha Preferido a los sabios por encima de aquellos que no tienen conocimiento. Dice Al-lah en el Corán:



“¿Acaso son iguales quienes saben [los preceptos de su Señor y los ponen en práctica] y quienes no saben? Por cierto que sólo reflexionan los dotados de intelecto.” [39:9]



Safuân Ibn ‘Assâl Al Murâdi ingresó en la mezquita y le dijo al Profeta PB: ¡Mensajero de Al-lah! He venido para obtener conocimiento.


El Profeta PB. dijo: "Bienvenido ¡Oh, buscador del conocimiento! Los Ángeles rodean al buscador de conocimiento con sus alas, reuniéndose a su alrededor en filas uno sobre otro, hasta alcanzar el primer cielo por amor a lo que él busca". Transmitido por Ahmad, At Tabarâni, Ibn Hibbân y Al Hâkim con un Isnâd Sahîh.


Los textos que exaltan la virtud del conocimiento y exhortan a su búsqueda son numerosos, por consiguiente el verdadero musulmán es un estudioso y un buscador de conocimiento.



Busca el conocimiento continuamente, hasta LA muerte


El verdadero conocimiento no significa obtener un título o diploma que permitirá ganar un sueldo y garantizará un buen nivel de vida, después del cual uno deja de estudiar y no continúa explorando el tesoro del conocimiento; el verdadero saber significa continúar leyendo y estudiando, aumentando el conocimiento día a día, de acuerdo con las palabras del Libro de Al-lah El Corán:


Di: ¡Oh, Señor mío! Acrecienta mi conocimiento.” [20:114]


Los piadosos compañeros del Profeta PB (los salaf) nunca dejaron de buscar la forma de aumentar el conocimiento, no importa que tan alto nivel de saber habían logrado, ellos continuaban su búsqueda hasta el final de sus vidas. Sostenían que el conocimiento vivía y crecía con su continua búsqueda, y que se marchitaba y perecería cuando era ignorado y abandonado. Se atribuyen muchas anécdotas que elocuentemente expresan el respeto que le tenían al conocimiento y a la constante dedicación para adquirirlo. Por ejemplo, el Imâm Ibn ‘Abd Al Barr informó que Ibn Abî Gassân dijo: ‘Mientras estás buscando el conocimiento eres conocedor, pero si abandonas la búsqueda te vuelves ignorante’.


El Imâm Mâlik dijo: ‘Quien tiene conocimiento no debe dejar de buscarlo’.


Se le preguntó al Imâm ‘Abdullah Ibn Al-Mubârak: ¿Durante cuánto tiempo buscarás el conocimiento? Respondió: ‘Hasta que me muera, porque puede ser que todavía no haya encontrado lo que más me beneficiará’.


Se le preguntó al Imam Abu‘Amr Ibn Al-‘Alâ': ¿Durante cuánto tiempo le corresponde a una persona buscar el conocimiento? Respondió: ‘Durante toda su vida’.


El Sufiân Ibn ‘Uiainah R.A. dio una excelente respuesta cuando se le preguntó: ¿Quiénes son los más necesitados de buscar el conocimiento? Dijo: ‘Aquellos que tienen más conocimiento’. Y cuando fue preguntado el porqué, contestó: ‘Porque si ellos cometen un error es más grave’.


El mismo concepto tenía el Imam Fajr Ad-Dîn Ar-Râzi (606 d.H.), era Mufassir (exegeta del Corán) y un estudioso de la filosofía (‘Ilm Al-Kalâm), que Allah le perdone, y otras disciplinas, y autor de numerosas. Allah le concedió tal reconocimiento en la sabiduría que la gente, concurría de todas partes para verlo. Cuando visitó la ciudad de Meru (en Turkmenistán), muchos sabios y estudiantes se acercaron para tener el privilegio de escucharlo y aprender de él. Entre los buscadores de conocimiento que asistieron se encontraba un joven de menos de veinte años que era muy versado en literatura y genealogía. Cuando el Imâm Fajr Ad-Dîn se dio cuenta que este discípulo era especialista en genealogía, una ciencia que él conocía poco, le pidió que le enseñara. No encontró inaceptable volverse estudiante de su estudiante, y le hizo incluso sentarse en el lugar del maestro mientras él se sentaba a sus pies. Así era el proceder del Imâm Fajr Ad-Dîn Ar-Râzi, y esto no disminuyó su elevado rango de ser el Imâm de su época.


En cualquier lugar se puede aprender, pero sin duda la mejor forma de estudiar es con la tutoría de un maestro de verdad que supervise los avances, sobre un texto reconocido y preferentemente en la mezquita o musala, y no hay mejor conocimiento que el de Al-lah, Su Libro el Noble Corán y sobre Muhammad la Paz y Bendiciones Sean para él, y la complacencia para su familia, compañeros y seguidores justos. El compartir una sonrisa o tan solo dirigirse con la intención de ir a una clase puede ser el perdón y el paraíso y diferencia el día del juicio.


Al-lah Haga del paraíso lecho para todo aquel que ha buscado Su conocimiento sincero -en árabeTalib ilm,- que las alas de los ángeles nos cubran al estudiar, Al-lah nos De Su perdón y misericordia al estudiar y por aprender y enseñar, Al-lah nos Guíe al verdadero conocimiento y aumente en fe y grados del paraíso, amín.

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